El jueves 11 de mayo los diputados del Parlamento Europeo aprobaron la nueva directiva que pretende acabar con el "greenwashing”. El objetivo principal de esta norma es dar la posibilidad a los consumidores de decidir informadamente sobre la compra de productos y servicios, regulando las etiquetas verdes y, por consiguiente, limitando su uso en el mercado. Esta directiva también tiene por objeto fomentar a las empresas para que ofrezcan productos más duraderos y respetuosos con el medio ambiente y salud de las personas.
Para lograr este fin, se prevén las siguientes novedades:
- En caso de utilizar en las etiquetas términos como “ecológico”, “natural”, “biodegradable”, “climáticamente neutro” o “eco”, será necesario demonstrar que efectivamente el producto cumple con dichas características, mediante pruebas detalladas. Se prevé la necesidad de obtener certificaciones otorgadas por autoridades autorizadas y certificadas en dichas materias.
- Se quieren prohibir las afirmaciones ambientales basadas únicamente en esquemas de compensación de carbono u offsetting, de forma que se promuevan acciones concretas de mitigación de GEI llevadas a cabo en el proceso productivo asociado al producto.
- Se pretende que los productos tengan información completa acerca de su vida útil, sobre la posibilidad de reparación y de sus costos.
Esta propuesta de directiva hace parte del primer paquete de economía circular, la cual también incluye al reglamento de diseño ecológico, el reglamento de productos de la construcción y un informe de iniciativa propia sobre la estrategia de la UE para textiles sostenibles y circulares.