El IPCC publicó el esperado informe sobre cómo el calentamiento global cambiará nuestro planeta en las próximas décadas. Se trata del análisis de más de 14.000 artículos científicos, el más completo hasta la fecha.
En él se hace un recuento con enfoque cronológico del cambio climático y las principales manifestaciones de este fenómeno que se pueden ver de forma tangible en todos los lugares del planeta, y que son con gran certeza científica, atribuibles a la actividad humana. Según este informe, el aumento de gases de efecto invernadero (en adelante “GEI”) en la atmósfera ha sido el principal impulsor del calentamiento global. En los últimos 20 años, la temperatura de la superficie ha sido casi un grado más alta que entre 1850 y 1900.
Mediante un comparativo de causalidad cronológico entre el evidente aumento de temperatura promedio superficial del planeta y la concentración de emisiones de CO2 de actividades humanas, se establece una conexión de causalidad y consecuencia directa:
En este sentido, los expertos del IPCC afirman que, en 2019, las concentraciones de CO2 atmosférico fueron más altas que en cualquier otro momento de los últimos 2 millones de años y las concentraciones de CH4 y N2O fueron más altas que en los últimos 800.000 años. Por lo anterior, afirman de manera contundente que si no se controlan las emisiones de GEI, corremos el riesgo de alcanzar los 1,5°C en una o dos décadas, lo que traerá múltiples factores de riesgo como lo son: el aumento del nivel de los océanos, las olas de calor extremas, sequías extremas, lluvias con potencial de inundación, entre otros eventos naturales, hasta el punto de llegar niveles de tolerancia crítica para la salud humana.
El informe afirma que se puede afirmar casi con certeza absoluta que las olas de calor extremas cada vez son mas frecuentes e intensas desde 1950, mientras que las temperaturas extremas de frío son cada vez menos frecuentes y severas. Y que dichos cambios no se hubieran presentado sin la intervención directa del hombre.
Como nota particular, se ejemplifica la disminución pequeña pero notable de Co2 emitido durante la pandemia causada por el covid-19. En especial, atribuyen esta disminución a las medidas de aislamiento obligatorio y a la reducción de las actividades humanas industriales, entre otras.
Aun cuando el informe plantea un escenario ambientalmente catastrófico, éste se encarga de mostrar que todavía estamos a tiempo de aplicar medidas contundentes y a gran escala para reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Solo así, conseguiremos contener el avance de esta crisis climática global.